2 de abril de 2018
20 años – Relato Óscar Darío Amaya Navas
Óscar Darío Amaya Navas*
Desde hace mucho tiempo quería aprovechar este espacio para compartir con todos algunas reflexiones sobre lo que ha significado llegar a los primeros veinte años de actividades de nuestra unidad académica. Todo lo que ha pasado transcurre por mi mente como una película con sentimientos encontrados. Por un lado nostalgia, evocación, tristeza; por otro, gratitud infinita. Y, quizás, en el medio, ilusión y esperanza. Positivismo.
Por supuesto que el primer recuerdo es sobre el Maestro Fernando Hinestrosa, un regalo de la vida y del destino para con todos los que tuvimos el privilegio de trabajar cerca de él. Un visionario, un adelantado para su época. Y, claro, asoma la nostalgia. Hace seis años se fue a descansar dejando un enorme legado para el país, para la educación y para el derecho, en general. Apoyó con generosidad la idea de la Especialización en Derecho del Medio Ambiente, teniendo muy claro el concepto de equilibrio que propende por un desarrollo sostenible. Protección ambiental y desarrollo social y económico, cada uno en su dimensión. Su obra, Maestro Hinestrosa, está a la vista.
Recuerdo la construcción de la oferta académica como si fuera un rompecabezas. Un poco de constitucional, de administrativo, de civil, de bienes, de ambiental, de internacional, etc, etc. Y luego, consulta a las entidades oficiales, aprobación y al agua patos. Para sorpresa de todos, muy buen recibo en el mercado y a empezar a trabajar.
De esa primera promoción de 1998, numerosa y llena de expectativas y de calidad humana, recuerdo con pesar al alumno José María Martínez De Aparicio, para la época Procurador Judicial y Ambiental de Bolívar. Ser humano especial, bonachón, divertido y desordenado pero generoso. Sus enseñanzas nos abrieron la mente para empezar a pensar en el Derecho Agrario, en su importancia, en su trascendencia social y en su enfoque transversal con el ambiental. Su prematura desaparición nos afectó notablemente. La problemática agraria del primer capítulo del acuerdo de paz parece inspirada en Martínez De Aparicio.
Y de ahí en adelante, una promoción tras otra, alumnos nuevos, sueños nuevos, y los mejores de ellos a engrosar la nómina de profesores del departamento. Y, fieles al espíritu externadista, a preparar a los más destacados de nuestra propia cantera en universidades extranjeras de prestigio, así como a revisar y a renovar permanentemente la oferta académica, en señal de excelencia académica y de compromiso con la actualización.
Y luego la película se acelera con ritmo vertiginoso y ascendente. Entran en escena una sucesión de pequeños triunfos académicos: las primeras publicaciones, hoy convertidas en robustas colecciones acreditadas nacional e internacionalmente; las jornadas y eventos; las extensiones a otras ciudades; los convenios con universidades extranjeras; las invitaciones al exterior; la Maestría y la invitación para cursar el Doctorado en Derecho, sólo para mencionar a grandes rasgos el devenir en veinte años de gestión del Departamento de Derecho del Medio Ambiente.
Sin temor a equivocarme en los números, nos enorgullece mostrar algunos de los resultados cuantitativos de nuestra unidad académica en estos veinte años de trabajo. En Bogotá acaba de iniciar actividades la promoción XXXII, para un número global de alumnos de 1110; en Medellín, nuestra principal aliada académica, cursa actualmente actividades la X promoción, para un global consolidado de 240 alumnos; en Bucaramanga finalizó actividades el año anterior la V promoción, con un consolidado de 107 alumnos; en la ciudad de Barranquilla, finalizó actividades la III promoción para un total de 63 alumnos, en total, y en Neiva tuvimos dos promociones, para un total de 46 alumnos. A lo anterior hay que sumarle, con gran beneplácito, las cinco promociones que ya llevamos en Derecho de Tierras, para un total de 133 alumnos, y las catorce promociones de la Maestría en Derecho de los Recursos Naturales, con un global de 272 alumnos. Así las cosas, podemos decir con orgullo que 1971 alumnos han cursado nuestros programas. Asumo la responsabilidad por las cifras, las cuales con seguridad están muy cercanas a la realidad.
De las diferentes publicaciones que hemos realizado en estos veinte años ya me he referido en extenso en otras oportunidades. Nos enorgullecen profundamente. En ese tema el reconocimiento y la gratitud para el doctor Jorge Sánchez y su equipo de trabajo.
Miro con optimismo el futuro. La actual dirección del Departamento en cabeza de la doctora María del Pilar García ha sabido conducir el barco con firmeza y calidad y la nómina actual de profesores e investigadores produce orgullo y tranquilidad. Sólo por mencionar algunos, gratitud y reconocimiento a los doctores Carolina Montes, Ángela María Amaya, Álvaro Osorio Sierra, Jorge Iván Hurtado, Gloria Lucía Álvarez, Andrés Mauricio Briceño, Alvaro Hernando Cardona, Jimena Nieto, Eduardo José Del Valle, Claudia Gafner Rojas, Javier Molina Roa, Adriana Martínez Villegas y Juan David Chavarriaga, entre otros. En cuanto al futuro, tranquilidad produce saber que cinco de los actuales profesores ya cursaron doctorado (María del Pilar García, Carolina Montes, Angela María Amaya, Andrés Mauricio Briceño y Oscar Darío Amaya) y que cuatro de nuestros investigadores adelantan actualmente estudios de doctorado y de seguro tomarán la posta de sus predecesores en razón a sus comprobados antecedentes académicos y personales. Es el caso de Luis Felipe Guzmán Jiménez, Juan David Ubajoa Osso, Constanza Bejarano Ramos y Juliana Hurtado Rassi. Pensando en el futuro ya estamos en proceso de reclutar a nuestros mejores monitores y auxiliares de investigación para entrar en el mismo proceso. Esta es la fórmula del éxito, este es el secreto.
Gracias al Maestro Hinestrosa por habernos dado la oportunidad de participar en esta emocionante aventura académica; gracias al doctor Juan Carlos Henao y a la doctora Martha Hinestrosa por darle continuidad y apoyo.
El ser humano siempre está haciendo balances. El nuestro en veinte años de actividades en el Departamento de Derecho del Medio Ambiente es de satisfacción por el trabajo realizado y de gratitud con la Casa de Estudios que nos ha brindado todo con generosidad y afecto.
Nos aprestamos este año a celebrar con austeridad y entusiasmo estos primeros veinte años de actividades, convencidos como estamos que los siguientes serán mejores que los primeros.
* Fundador del Departamento de Derecho del Medio Ambiente y miembro del grupo de investigación del Departamento.