15 de noviembre de 2024

Sinergias entre instrumentos jurídicos internacionales. Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y el Tratado de Alta Mar: Conexiones y Avances en la COP16

En la reciente Conferencia de las Partes (COP16), se adoptaron diversos acuerdos que refuerzan las sinergias en áreas clave, como las áreas protegidas, la participación de las comunidades locales y el fortalecimiento de capacidades en los países en desarrollo. Este documento presenta de manera concisa los aspectos más relevantes de esos acuerdos, enfocándose en la interrelación entre los instrumentos jurídicos y ofreciendo un análisis sobre cómo estos elementos interactúan y se potencian en el marco de la lucha global por la conservación marina.

Por: Roberto Lastra Mier*

Alba Ruth Vergara Castaño **

Álvaro Cardona González***

La reciente COP16 constituyó sin dudas un escenario privilegiado para la puesta en escena sobre los acuerdos y avances sobre los mismos en el plano de la conservación de la biodiversidad marina. Los instrumentos internacionales para la protección y conservación, representados esencialmente en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y el Tratado de Alta Mar o Convenio jurídicamente vinculante para la protección de la biodiversidad en aguas más allá de las fronteras nacionales o BBNJ, representan pilares esenciales en la protección de la biodiversidad marina. Ambos acuerdos ofrecen un marco legal y científico que permite a los Estados trabajar en la conservación de la biodiversidad más allá de las fronteras nacionales. Estos acuerdos abordan de manera conjunta y complementaria problemas clave de la biodiversidad, como la pérdida de especies y hábitats marinos, el cambio climático y la sobreexplotación de recursos. En la última Conferencia de las Partes (COP16), se acordaron varios puntos que fortalecen estas sinergias, con un enfoque en áreas protegidas, participación de comunidades locales y creación de capacidades para países en desarrollo. Este documento ofrece muy sucintamente una información básica sobre esos puntos de especial relevancia que implican una sinergia entre instrumentos jurídicos, proporcionando un análisis sobre cómo estos elementos interactúan y se potencian mutuamente en la lucha global por la conservación marina.

Estas sinergias confluyen en puntos específicos como las convergencias en los objetivos de conservación. Ambos tratados persiguen la meta fundamental de preservar y utilizar sosteniblemente la biodiversidad marina. El compromiso con la meta 30×30 proteger al menos el 30% de los océanos para 2030 es un objetivo compartido. La COP16 ha reforzado esta meta, estableciendo compromisos adicionales para expandir las áreas marinas protegidas y asegurar que estas cuenten con planes de manejo efectivos. La convergencia de objetivos facilita una alineación global de políticas y recursos, permitiendo que los esfuerzos locales y nacionales contribuyan de manera significativa a la protección marina global en zonas tanto dentro como fuera de jurisdicciones nacionales.

Un segundo punto está relacionado con la creación de capacidades y transferencia de tecnología, elemento que resulta esencial para que los países en desarrollo puedan participar eficazmente en la gestión de la biodiversidad en alta mar. El CDB, con su experiencia en capacitación y transferencia de tecnología, proporciona una base sólida que puede aplicarse al Tratado de Alta Mar. En la COP16, se destacó la importancia de fortalecer las capacidades técnicas, especialmente en aspectos como el monitoreo, la recolección de datos y la implementación de áreas marinas protegidas. Este apoyo técnico no solo es clave para la efectividad de las políticas, sino que también garantiza que todos los Estados, independientemente de su nivel de desarrollo, puedan contribuir a la conservación marina.

El tercer punto de sinergia está enfocado a la evaluación de impacto ambiental (EIA). Las directrices del CDB para las evaluaciones de impacto ambiental (EIA) son una referencia esencial en la protección de la biodiversidad en áreas fuera de jurisdicción nacional. Estas directrices permiten evaluar el impacto de diversas actividades humanas en los ecosistemas marinos y ayudan a establecer criterios claros para su mitigación. En la COP16, se decidió fortalecer estas EIA, asegurando que sean exhaustivas e incluyan parámetros específicos para la biodiversidad marina. Esto es particularmente importante en el contexto del Tratado de Alta Mar, donde muchas actividades, como la minería submarina, requieren evaluaciones sólidas para evitar daños irreparables, sobre todo basadas en el conocimiento científico, y con un sentido precautorio de vital importancia en razón a los nuevos conocimientos que se viene generando sobre estos ecosistemas tan poco estudiados, como por ejemplo el denominado oxígeno negro generado por la interacción de los nódulos polimetálicos, Elementos que despiertan gran interés para la industria, especialmente en un momento de urgencia por encontrar nuevas fuentes que hagan posible el cambio en la matriz energética. 

Sin lugar a dudas el tema referido a los recursos genéticos marinos e información digital de secuencias ha sido uno de los puntos clave resultado de esta COP16. El acceso y la gestión de los recursos genéticos marinos son temas de creciente relevancia en el ámbito de la conservación y la investigación. El CDB, a través del Protocolo de Nagoya, ya ha establecido mecanismos para asegurar que los beneficios de los recursos genéticos sean compartidos de manera justa. En la COP16, se hizo énfasis en la importancia de establecer estos mismos principios en el Tratado de Alta Mar, asegurando que los recursos genéticos en alta mar se gestionen de manera sostenible y equitativa, de tal manera que lo referente a la información digital de secuencias también se destacó como una herramienta clave para la investigación, promoviendo un acceso equitativo a estos datos.

Uno de los asuntos más importantes de la COP16 lo constituyó el espinoso tema de los mecanismos de facilitación e intercambio de información que científica de gran valor para la toma de decisiones informadas. Durante la COP16, se subrayó la importancia de estos sistemas, ya que proporcionan datos confiables que pueden ayudar en la creación y manejo de áreas marinas protegidas. Esta sinergia entre ambos acuerdos fortalece la capacidad de monitorear y gestionar de manera efectiva los océanos, promoviendo la colaboración científica y técnica a nivel global, pero con repercusiones en lo regional y local.

La COP16 se puede considerar sin dudas, una de las más participativas hasta ahora realizadas, y la participación de pueblos indígenas y comunidades locales evidencia la necesidad de construir pilares que resultan fundamentales en la conservación marina, ya que poseen conocimientos tradicionales valiosos que contribuyen al manejo sostenible de los recursos marinos. El CDB promueve la inclusión de estos conocimientos en la gestión de la biodiversidad, de tal manera que la COP16 reafirmó esta importancia, comprometiéndose a que estos grupos tengan un papel activo en los procesos del Tratado de Alta Mar. La integración de estas voces en la toma de decisiones asegura que las políticas sean culturalmente relevantes y respetuosas de las prácticas locales.

Por último, pero no por ello menos importante es necesario resaltar que el CDB ha realizado importantes avances en el estudio y mitigación de impactos ambientales como el ruido submarino, la acidificación y la geoingeniería. Estos esfuerzos han sido reconocidos en la COP16, donde se acordó implementar medidas adicionales para reducir estos efectos dañinos en alta mar. El Tratado de Alta Mar puede aprovechar esta base científica para evaluar el impacto ambiental de actividades humanas, asegurando que los ecosistemas marinos sean protegidos frente a estos riesgos transfronterizos en momentos en que el crecimiento de las actividades antrópicas en Alta Mar presenta un enorme desafío para la conservación de la biodiversidad marina a nivel global.

Sin lugar a dudas, la combinación de esfuerzos entre el CDB y el Tratado de Alta Mar proporciona un marco sólido y coordinado para enfrentar las crisis de biodiversidad marina. Los acuerdos alcanzados en la COP16 reflejan el compromiso de la comunidad internacional de avanzar en la conservación y uso sostenible de los océanos, abordando tanto los desafíos de gobernanza como los tecnológicos y sociales. A medida que estos marcos evolucionan, su implementación efectiva permitirá proteger áreas clave del océano, garantizar la participación equitativa y promover una cooperación internacional robusta. Con este enfoque, la comunidad internacional se encuentra mejor preparada para alcanzar sus metas de conservación y sostenibilidad, protegiendo el océano para las generaciones futuras. En materia de adopción de este último instrumento, de acuerdo con el portal highseasalliance.org a la fecha el acuerdo ha sido firmado por 105 naciones, de las cuales tan solo han ratificado el mismo 14. Es necesario, por tanto, reforzar los esfuerzos por divulgar este tipo de información con el fin de apoyar desde la sociedad civil el que se cumpla la meta de 60 ratificaciones para que el acuerdo pueda entrar en vigor y ser vinculante. Por nuestra parte, Colombia manifiesta a través de la COP16 el apoyo a estas iniciativas, sin embargo, es de resaltar, que a la fecha no hay noticias de que este acuerdo curse algún tipo de trámite ante el Congreso Nacional en el proceso de ratificación.

Bibliografía:

High Seas Alliance. (2024). “Treaty ratification table of countries”. Disponible en: https://highseasalliance.org/treaty-ratification/table-of-countries/

Imagen: Pixabay. (2017). Imagen de Coral, Arrecife y Mar. Extraído de: https://pixabay.com/es/photos/coral-arrecife-mar-submarino-agua-2694453/

* Docente investigador. Facultad de Ciencias Jurídicas. Universidad del Atlántico. E-mail: robertolastra@uniatlantico.edu.co. UNESCO/IOC Ocean Expert Profile https://www.oceanexpert.net/expert/34168. ORCID https://orcid.org/0000-0001-6076-6452

**Docente Investigadora. Facultad de Ciencias Básicas. Universidad del Atlántico. Correo: albavergara@mail.uniatlantico.edu.co

***Docente e investigador del Departamento de Derecho del Medio Ambiente de la Universidad Externado de Colombia; alvaro.cardona@uexternado.edu.co; ORCID: https://orcid.org/0009-0003-3811-9840