18 de noviembre de 2020

El panorama actual de los bosques naturales y el cambio climático

Con el fin de sopesar los efectos adversos del cambio climático, la comunidad internacional ha establecido la importancia de incentivar la protección de estructuras ecológicas que mitiguen los efectos adversos de este fenómeno. Colombia, además de ser reconocido por la cantidad de bosque natural que alberga, se ha comprometido a salvaguardar estas estructuras, no obstante, los mecanismos preexistentes no han demostrado ser eficientes para cumplir estos cometidos.

Mariadelmar Isaza Pérez*

Reconocer la existencia de una relación de continuidad con el medio ambiente, es lo que se necesita para empezar el tránsito hacia una visión ecocéntrica, en donde el ser humano valore los servicios ecosistémicos como una demostración de convivencia armónica con la naturaleza abandonando la concepción de que es un medio para concretar el fin. Teniendo esto en mente, se desarrollará la importancia de los servicios ecosistémicos que prestan los bosques compaginándolo con la realidad que vive actualmente el territorio colombiano en materia de deforestación, bajo los parámetros nacionales e internacionales.

A nivel internacional, los bosques cuentan con un amparo indirecto en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Convenio de Diversidad Biológica y en la Convención de Lucha Contra La Desertificación, lo cual genera un marco de protección muy ambiguo toda vez que se reconoce la importancia de los bosques por pertenecer al conjunto de los denominados “recursos naturales”. Sin embargo, los actuales Objetivos de Desarrollo Sostenible, si bien no regulan expresamente una protección en materia forestal sí establecieron la importancia de los ecosistemas terrestres vinculados con las acciones por el clima.

Las acciones por el clima resonaron desde 1992, pues la CMNUCC[1] estableció que los efectos adversos del cambio climático se verían reflejados en la composición, la capacidad de recuperación o la productividad de los ecosistemas naturales y, por tanto, debían generarse acciones que velaran por la protección de esas estructuras encargadas, en un futuro, de mitigar los efectos del cambio climático.

Ahora bien, según la FAO[2], los bosques cumplen funciones de mitigación de los efectos adversos del cambio climático, puesto que filtran las masas de aire, retienen gases contaminantes, contrarrestan las fuerzas físicas que afectan los suelos a través de la erosión del agua y a su vez, el follaje abundante protege al suelo de la erosión del viento[3]. Además, los bosques naturales (**) se caracterizan por atrapar un billón de toneladas de carbono, en el entendido de que la biomasa se transforma en un “sumidero de carbono” y en esa medida la destrucción de los bosques liberaría aproximadamente seis mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año y es por esto por lo que los países deben comprometerse con políticas que eviten la deforestación indiscriminada.[4]

La lucha de los bosques naturales contra la deforestación en Colombia.

Para el 2014, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) estableció que el 51.4% del territorio colombiano está cubierto por bosques naturales, en los cuales habitan aproximadamente 55.000 ejemplares de flora y fauna[5]. Sin embargo, advirtió que, mediante los programas de monitoreo y seguimiento forestales, debían aumentarse las medidas de protección arbóreas puesto que las tasas de deforestación estaban aumentando en el entendido que se había pasado de 64.862.421 hectáreas en 1990 a 58.965.582 hectáreas en 2014.

Lo anterior, analizado sin tener en cuenta que posterior a la firma del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la deforestación aumentó en varias regiones, presenciándose una pérdida de 220.000 hectáreas de bosque natural en 2017[6]. Hoy en día, a pesar de que los medios de comunicación advierten pérdidas forestales de hasta 75.000 hectáreas, no se ha revelado un diagnóstico oficial por parte del IDEAM, en donde se establezca el porcentaje actual de bosque natural. Todo esto converge en la necesidad de crear políticas en donde se establezcan mecanismos de reforestación que recuperen las áreas deforestadas garantizando el mantenimiento del ciclo ambiental y forestal.

En cuanto al mantenimiento del ciclo ambiental, Colombia carece de seguridad jurídica ante panoramas como los presentados anteriormente y, es por esto que se ha incentivado la aplicación de las denominadas concesiones forestales comunitarias (***) con las cuales se busca restaurar los ecosistemas impactados por la deforestación indiscriminada incluyendo, dentro del proceso, a las comunidades que habitan la zona a través de procesos de educación y de concientización, que permita generar concesiones sostenibles involucrando al inversionista con los límites medio ambientales[7].

En conclusión, es necesario generar políticas sociales en materia de protección forestal que garanticen el mantenimiento de los bosques, de la mano con las comunidades que lo habitan, toda vez que este recurso natural además de mitigar los efectos adversos del cambio climático de manera directa, hace parte de la relación de continuidad con las personas que habitan esas zonas en especifico y por tanto, la utilización de políticas de inclusión social que propendan por el desarrollo sostenible en los bosques es la clave para asegurar una correcta mitigación de los efectos del cambio climático.


* Estudiante de quinto año de Derecho de la Universidad Externado de Colombia, perteneciente a la intensificación en Derecho del Medio Ambiente, período 2020-2.

[1] La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992), definió el fenómeno del cambio climático en el artículo primero, numeral primero.

[2] El programa de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

[3] GOTTLE y SÈNE. Funciones protectivas y ambientales de los bosques, Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. En: Unasylva, 1997, No 48, p. 30-37.

** Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, los bosques naturales son aquellas tierras ocupadas principalmente por árboles en donde también conviven arbustos, palmas, guaduas, hierbas y lianas, en la que predomina la cobertura arbórea con una densidad mínima de dosel del 30% y en donde se excluyen plantaciones forestales comerciales. 2014.

[4] Prensa del Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. 2006. Los bosques y el cambio climático: la gestión forestal es fundamental para afrontar el cambio climático.

[5] Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Monitoreo y seguimiento al fenómeno de la deforestación en Colombia. Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales [en línea], 2014. (citado 25 de octubre de 2020). Disponible en: http://www.ideam.gov.co/web/bosques/deforestacion-colombia

[6] Fundación para la Conservación y el Desarrollo. La voraz deforestación durante la pandemia dispara las alarmas de los ambientalistas en Colombia [en línea]. 2020. (citado 25 de octubre de 2020). Disponible en: https://fcds.org.co/la-voraz-deforestacion-durante-la-pandemia-dispara-alarmas-en-colombia/

*** Las concesiones forestales comunitarias son un programa principalmente implementado en Guatemala como mecanismo de reivindicación de los derechos territoriales de las comunidades rurales en donde se les permite a estas manejar las concesiones que versen sobre el bosque, a través de procedimientos organizados y técnicos.

[7] MOTERROSO, Silvel Elías y MONTERROSO. La lucha por los derechos territoriales para las comunidades rurales: la experiencia de ACOFOP en la resera de la biósfera Maya, Petén. Logros y aprendizajes de ACOFOP y del modelos de Concesiones Forestales Comunitarias. Escalón, San Salvador. 2014. pp 22-40.