6 de diciembre de 2023

La gestión integrada del recurso hídrico: alternativa para enfrentar la crisis hídrica

El recurso hídrico es un elemento esencial para la aldea global, su disponibilidad se convierte en una condición necesaria para el sustento de todas las formas de vida. La Gestión Integrada del Recurso Hídrico (GIRH) permite, entre otros, el bienestar económico y social de las comunidades. Por ello, en esta primera entrega, este documento se ocupa de presentar a la GIRH como una alternativa a las problemáticas hídricas en la región.

Por: Miguel Orlando García Pacheco

Palabras clave: Gestión Integrada del Recurso Hídrico, bienestar social, Estudio Nacional del Agua (ENA).

El agua es un componente que, bien gestionado, permite alcanzar el desarrollo socioeconómico, el bienestar social, la reducción de la pobreza, el aumento en la calidad de vida de las personas, altos índices de productividad en las poblaciones, así como también, la conservación, protección, preservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático.

Aunque este preciado recurso abarca gran parte de la superficie del planeta, la cantidad de agua disponible para consumo es escasa. Según estudios, el 97.5 % de este recurso es salado, el 2.5 % es dulce y de este el 70 % se encuentra en forma de hielo y el 29 % son aguas subterráneas de difícil acceso, es decir que, únicamente el 1 % del agua dulce del planeta está disponible para consumo humano. Además, los recursos hídricos no están repartidos de manera uniforme en el planeta, de tal modo que, mientras que en algunas zonas hay abundancia de agua, en otras existe escasez[1].

En la actualidad, las ciudades se están expandiendo a mayor velocidad debido al aumento de la densidad poblacional y al incremento del número de personas que se trasladan de las zonas rurales a las urbanas. Se calcula que la mitad de la población mundial habita en las ciudades y se prevé que para el año 2030 esta cifra se duplique (ONU, 2010). Esta situación implica que, a medida que crece la población se produce una mayor demanda de agua, de modo que, para mantener las condiciones de vida digna para las personas, es necesario aumentar la cantidad de agua disponible para uso doméstico y para los procesos de producción de alimento. No obstante, esta labor no es sencilla, al aumentar la demanda del recurso, la cantidad de agua disponible permanece igual.

Asimismo, el vertido de aguas residuales sin ningún tratamiento sobre las fuentes hídricas, el consumo excesivo de las industrias, la destrucción de los ecosistemas, el cambio en el uso del suelo, la modificación de los caudales, el cambio climático, la insuficiente planificación, la deficiente gestión y regulación del recurso aumentan el riesgo de sufrir una crisis de abastecimiento[2].

De acuerdo con la Asamblea General de las Naciones Unidas, se han realizado importantes avances en mejorar el suministro de agua y el mantenimiento de los diferentes ecosistemas que proveen el recurso, a pesar de los esfuerzos, la humanidad ha decidido darle un uso y tratamiento inadecuado al recurso hídrico. Estas conductas tienen un impacto negativo en el desarrollo sostenible y el ejercicio de los derechos humanos relacionados con el derecho al agua, al saneamiento y a un medio ambiente sano. Es importante señalar que aquellos que se ven más afectados por esta situación son los grupos más vulnerables, ya que carecen de los recursos necesarios y sus posibilidades para enfrentar la crisis son mínimas (ONU, 2021).

Desde el ámbito local, Colombia es uno de los países con mayor riqueza hídrica del planeta. Su abundante disponibilidad de agua se ve reflejada en un gran número de recursos hídricos que se distribuyen de manera heterogénea en todo el territorio. Estos recursos hídricos están representados en grandes cuencas que se unen en un conjunto de ríos cuyos afluentes desembocan en un solo mar. También se aprecian en diferentes cuerpos de agua que albergan una gran cantidad de este elemento, tales como las ciénagas, los embalses, las lagunas, los pantanos, entre otros[3].

Según el Estudio Nacional del Agua 2023, el 90 % del territorio colombiano dispone de abundantes reservas de agua. Sin embargo, existen regiones como Norte de Santander, Sucre, Córdoba, La Guajira y grandes ciudades como Medellín, Bucaramanga, Tunja, Bogotá, Neiva y Cali que, debido a su ubicación geográfica, son susceptibles al desabastecimiento hídrico[4]. En lo que respecta a la demanda de agua, el sector de la agricultura representa el 43.25 % del total, mientras que las actividades no agrícolas como la hidroenergía, piscícola, doméstico, pecuario y sacrificio, minería, hidrocarburos, industria, servicios y construcción representan el 66.75 % del total. Es decir, que el sector de la agricultura es el que produce mayor presión sobre el agua, ya que representa casi el 50 % de la demanda nacional[5]. Dicho estudio determinó que para el año 2020 la demanda hídrica del sector agrícola disminuyó en un 12.9 % en comparación con el año 2016, sin embargo, este sector continúa siendo el que mayor uso hace del agua. Se prevé que para el año 2040 este sector experimentará un aumento en la demanda que duplicará la actual. A nivel doméstico, se espera que este continúe en aumento debido al continuo crecimiento de la población (IDEAM, 2023b).

Aunque Colombia es una potencia hídrica, irónicamente presenta graves problemas de calidad y abastecimiento de agua, más del 50 % de su población carece del recurso, lo cual tiene graves consecuencias ambientales, sociales y económicas. Una de las principales causas de este problema es la inadecuada gestión del recurso por parte de las entidades territoriales y los particulares. En consecuencia, la carencia de agua limpia, suficiente y permanente para la subsistencia y el desarrollo provoca rupturas profundas en las sociedades y pone en peligro la sostenibilidad (Galleguillos Canales, 2023).

En síntesis, el agua es un recurso natural finito y su demanda aumenta constantemente. Por consiguiente, es responsabilidad del Estado establecer un modelo de gestión en el cual se reconozca el valor intrínseco del agua como elemento esencial para la vida, el desarrollo y la sostenibilidad de la biodiversidad. El objetivo de este modelo debe ser alcanzar el desarrollo sostenible entorno al agua, fomentar la participación de las comunidades que están vinculadas directamente con los recursos hídricos y las más afectadas con las decisiones tomadas. Además, se debe promover que las actividades y procesos productivos se adapten a las dinámicas del agua (usar menos agua y menos suelo) para que todos, incluidos los ecosistemas, puedan tener acceso al agua de manera equitativa y sostenible.

Por eso resulta imprescindible que el Estado haga todo lo que esté a su alcance para prevenir posibles daños a los recursos hídricos. En este caso, es necesario vigilar el cumplimiento de la normativa ambiental, priorizar todas las acciones destinadas al mejoramiento de la calidad de vida de las personas vulnerables, controlar y reducir el impacto de las actividades contaminantes e implementar soluciones basadas en la naturaleza. Solo mediante una gestión integrada de los recursos hídricos es posible asegurar de manera equitativa el bienestar económico y social de las comunidades sin poner en riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas.

Referencias

FAO. (2013). Afrontar la escacez de agua. Un marco de acción para la agricultura y la seguridad alimentaria. Roma. Obtenido de https://www.fao.org/3/i3015s/i3015s.pdf

Galleguillos Canales, C. (22 de marzo de 2023). La Tercera. Recuperado el 30 de marzo de 2023, de https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/sequia-fracturas-sociales-profundas/JR24FS6NJ5EKFJZIMNHTOXTZ3E/?fbclid=IwAR1ttfOZI1bl_jIhQCJtixiGWW_zRyusHCOlf98zUQCUbRab2NqXpw_YBqI&as_qdr=y15

IDEAM. (2023). Estudioa Nacional del Agua. Bogotá, Colombia.

ONU. (15 de marzo de 2010). Naciones Unidas. Recuperado el 25 de marzo de 2023, de https://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/water_cities.shtml

ONU. (2016). Agua limpia: Por qué es importante. Recuperado el 26 de marzo de 2023, de https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/wp-content/uploads/sites/3/2016/10/6_Spanish_Why_it_Matters.pdf

ONU. (2021). Los derechos y la crisis mundial del agua: contaminación del agua, escasez de agua y desastres relacionados con el agua. Recuperado el 19 de marzo de 2023, de https://undocs.org/sp/A/HRC/46/28

World Bank Group. (2019). Quality Unknown: The invisible water crisis. Washington.


[1] A modo de ejemplo, en algunos lugares las personas subsisten con pocos litros de agua al día, mientras que en otros lugares las industrias y los habitantes consumen grandes cantidades de agua.

[2] De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas se calcula que en la actualidad más de 1.700 personas viven en cuencas fluviales en las que el consumo de agua supera la recarga. Asimismo, se estima que más del 80% de las aguas residuales, como consecuencia de actividades antrópicas, son vertidas directamente y sin ningún tipo de tratamiento en las fuentes hídricas (World Bank Group, 2019). Estas circunstancias tienen un impacto negativo en más de la mitad de la población mundial en cuanto al acceso de los servicios que ofrece el agua (ONU, 2016).

[3] Colombia está dividida en cinco áreas hidrográficas como son el área hidrográfica de Orinoco, área hidrográfica del Amazonas, área hidrográfica del Caribe, área hidrográfica del Pacífico y área hidrográfica de la cuenca Magdalena – Cauca. A su vez, estas cinco áreas hidrográficas están divididas en 41 zonas y 316 subzonas hidrográficas. Según el IDEAM el consumo de agua por área se distribuye de la siguiente manera, Magdalena-Cauca con el 64%, Orinoco con el 18 %, Caribe con el 15 %, Pacífico con el 3 % y Amazonas con el 1 % (IDEAM, 2023a).

[4] La FAO (2013) considera que el desabastecimiento hídrico es la ausencia de agua, o niveles bajos en el suministro del recurso, en un momento y lugar determinados, provocados principalmente por recursos hídricos insuficientes, falta de infraestructura y su inadecuado mantenimiento. Por su parte, el ENA 2023 considera que el desabastecimiento hídrico se asocia a afectaciones ocasionadas en la prestación del servicio de acueducto, debido a eventos asociados con las temporadas seca o de lluvias. En la temporada de lluvias se producen las crecidas súbitas, tormentas eléctricas, avalanchas, inundaciones y otros fenómenos que afectan a la fuente hídrica o a la infraestructura y el sistema de abastecimiento, impidiendo la captación del recurso y, por ende, la prestación adecuada del servicio. La variabilidad y el cambio climático, además de los fenómenos naturales y las actividades humanas, tienen un impacto en las dinámicas del agua.

[5] Para determinar la huella hídrica y la demanda hídrica del sector agrícola, se tienen en cuenta los requerimientos hídricos de los principales cultivos permanentes. Las zonas de cultivo que requieren más agua son el café, la palma, el aceite, la caña, el plátano, el cacao, la yuca, la coca, el banano, los cítricos, el caucho, el mango, el ñame, la piña, el coco, el fique, la guayaba y el tomate de árbol.