25 de noviembre de 2020

Conflicto armado, medio ambiente y territorio

El medio ambiente es una de las principales víctimas que ha dejado el conflicto armado en Colombia y también una de las menos visibilizadas. Son muchos los retos a los que se enfrenta el Estado Colombiano y la sociedad en el marco del posconflicto, pues es necesario identificar y reconocer los daños ocasionados, los responsables y por supuesto el estudio de las formas de reparación y restauración al medio ambiente.

Juliana Vargas Zamora*

RESTAURACIÓN Y REPARACIÓN DE LOS DAÑOS OCASIONADO POR EL CONFLICTO ARMADO AL MEDIO AMBIENTE

De acuerdo con el artículo 42 de la ley 99 de 1993 se entiende por daño ambiental el que afecte el normal funcionamiento de los ecosistemas o la renovabilidad de sus recursos y componentes. Existen dos tipos de daño ambiental los cuales son importantes diferenciar. Como lo expone el autor Juan Carlos Henao está, por un lado, el daño ambiental puro como a aquel daño que no afecta a una persona determinada, sino exclusivamente al medio natural en sí mismo, es decir, que afecta los denominados bienes ambientales tales como el agua, el aire o la flora y fauna, lo que conlleva a unos perjuicios ecológicos puros. Y, por otro lado, está el denominado daño ambiental consecutivo, aquel daño que repercute sobre una persona determinada, bien sea sobre su persona o sobre bienes del particular  (Henao, 2000).

Ahora bien, con conflicto armado en Colombia nos referimos al período de tiempo en el que se desarrollaron combates violentos por parte de grupos ilegales e insurgentes en enfrentamiento con el Estado Colombiano dentro del territorio nacional, conflicto que surge a partir de diferencias políticas, sociales y económicas, que lleva consigo una disputa por los recursos naturales de los cuales goza nuestro país.

De acuerdo con la idea anterior, son los recursos naturales evidentes víctimas de los conflictos socioambientales, ya que en gran medida su deterioro, explotación y daño tienen lugar en la dinámica de dicho conflicto. Las principales consecuencias de estos daños los podríamos resumir en explotación de recursos, defaunación, erosión de suelos, deforestación, destrucción y contaminación de fuentes hídricas. Cabe mencionar otras consecuencias derivadas de esta índole, con igual importancia, como el desplazamiento forzado, cultivos ilícitos y erradicación de estos, apropiación de tierras, tala indiscriminada de bosques, sólo por mencionar algunos (Londoño, 2014). Lo anterior, constituye un panorama desalentador y que abordando un escenario de posconflicto es un tema que debe ponerse sobre la mesa, pues el medio ambiente, es uno de los principales actores afectados.

Uno de los problemas que se encuentra a la hora de restaurar y reparar el daño ambiental se refiere a quién se debe señalar como responsable y a quién sancionar por dicho daño, y esto se debe a la dificultad de identificar al responsable al momento de la ocurrencia del detrimento ambiental. En tratándose del conflicto armado, se identifican dos actores principalmente responsables, por un lado, los grupos armados ilegales, como las desmovilizadas FARC, y por otro, el Estado Colombiano en aras de combatir dicho grupo. En el escenario del posacuerdo en la JEP, por ejemplo, se dejaron varias propuestas a tener en cuenta para reparar el daño ambiental ocasionado por ambos bandos a los recursos naturales. En esta misma línea, es importante recordar que “no es posible la paz territorial sin paz ambiental” y para lograrlo es necesario la construcción y fortalecimiento de políticas e instituciones en el sector ambiental en el país pues hoy en día siguen siendo muy frágiles a la hora de exigir cumplimiento y respeto para con todos los recursos naturales.

Cabe mencionar que de los beneficios que ha traído el Acuerdo de Paz al medio ambiente es que el daño directo generado por el combate cesó, al menos en gran medida, lo cual permite entrar a reparar y restaurar las zonas mayormente afectadas. Adicionalmente, representa una oportunidad para que el Estado realice un adecuado ordenamiento ambiental, identifique y delimite los ecosistemas estratégicos, las actividades que se deben y pueden llevar a cabo en los diferentes tipos de suelo que hay en el territorio colombiano, y reconocer las fuentes hídricas que requieren especial protección.

En la investigación La paz ambiental Retos y propuestas para el posacuerdo, se mencionan algunas de las propuestas para afrontar el daño generado al medio ambiente con ocasión al conflicto armado, pues llegar a un consenso en sus formas de reparación no es tarea fácil.

La propuesta de promover políticas de reintegración y justicia transicional con enfoque ambiental quizá sea la más importante por resaltar, ya que el acuerdo de paz incluye procesos de reasentamiento y rendición de cuentas por parte de los desmovilizados, quienes son uno de los principales responsables del daño ambiental con ocasión al conflicto, en esa medida se presenta la oportunidad para que estos contribuyan en la protección del medio ambiente, en la recomposición del tejido social a través de la reintegración y reparación que mitigue los daños ecológicos ocasionados durante el conflicto. Partiendo de esta idea, es tarea del Gobierno implementar programas de reintegración de los desmovilizados con un enfoque ambiental, programas que además pueden ser considerados como forma de reparación colectiva, imponiendo mecanismos de confesión de la verdad, reparación y garantías de no repetición a los excombatientes por parte de la JEP  (Rodríguez et al., 2017).

Es importante destacar que en el Acuerdo Final de Paz quedó establecido que dentro de las sanciones que pueden ser impuestas, se pueden incluir actividades de participación o ejecución de programas de protección ambiental en zonas de reserva o de recuperación ambiental en las áreas afectadas, principalmente por cultivos de uso ilícito y erradicación de estos.

Otra propuesta que vale la pena mencionar, es el desarrollo y fortalecimiento del agro y ecoturismo, ya que son fuente de ingresos para las comunidades que viven en estas zonas protegidas y por otra parte representa una fuente de empleo para los desmovilizados sacando el mayor provecho de sus conocimientos en estas zonas, siendo controlada y vigilada toda esta actividad por las autoridades competentes.

Todo lo anterior, para decir a grandes rasgos que el medio ambiente es una víctima más del conflicto y que por tanto debe ser visibilizada y reparada como tal. Como vimos, sí existen formas y herramientas para la restauración y protección que necesitan nuestros recursos naturales actualmente, pero requieren no sólo un señalamiento de los responsables de dicho daño sino un evidente fortalecimiento institucional, una regulación integral y una participación tanto de las comunidades como de las entidades territoriales, pues se reconoció en el Acuerdo como un aspecto clave para logar una verdadera paz territorial. No se trata de una labor sencilla, pero el primer paso camino a la paz ambiental se logró con el Acuerdo, ahora es necesario poner en marcha las propuestas dadas por diferentes investigadores y entidades, que requiere como sociedad estar abiertos a las múltiples formas que se puede dar la reparación y restauración del medio ambiente.

Referencias

JUAN CARLOS HENAO. RESPONSABILIDAD POR DAÑOS AL MEDIO AMBIENTE (2000).

MARÍA CONSUELO LONDOÑO HOLGUÍN, LEDY JOHANA MARTÍNEZ AGUDELO. EL MEDIO AMBIENTE, OTRA VÍCTIMA DEL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO ACTUAL (2014).

CESAR RODRIGUEZ GARAVITO, DIANA RODRIGUEZ FRANCO, HELENA DURA CRANE. LA PAZ AMBIENTAL RETORS Y PROPUESTAS PARA EL POSACUERDO (2017).

STÉPHANIE LAVAUX. DEGRADACIÓN AMBIENTAL Y CONFLICTOS ARMADOS: LAS CONEXIONES (2004).


*Estudiante de quinto año de Derecho, Universidad Externado de Colombia.


Imagen tomada de: (Colombia: Medio Ambiente Víctima Silenciosa Del Conflicto Armado | Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular, n.d.) https://aler.org/node/6059