29 de enero de 2024
Una economía protectora del mar
Durante muchos años, la humanidad ha seguido un modelo económico centrado en la premisa de que el éxito recae en aquellos con mayor poder adquisitivo. Esto ha generado un entorno competitivo en los productores en el que la atracción de los consumidores se dirige principalmente hacia ofertas más económicas. En este afán por maximizar las ganancias, se ha observado una tendencia a pasar por alto prácticas que, en ocasiones, no cumplen con estándares éticos ni respetan el medio ambiente.
Por: Laura Valentina Almanza Alfonso
El mar y las comunidades que dependen de él se han convertido en algunas de las principales víctimas del consumo desenfrenado. Esto ha llevado al surgimiento de posibles soluciones a estos conflictos y una de estas es la economía azul, como una respuesta necesaria ante la contaminación descontrolada generada por un consumismo voraz y la ausencia de políticas efectivas para su supervisión y control.
La explotación sin restricciones de los recursos marinos, la contaminación resultante de residuos industriales y la falta de regulación han tenido un impacto devastador en los océanos y en las comunidades costeras. La economía azul surge como un enfoque que busca redefinir la relación entre el ser humano y los recursos marinos, promoviendo prácticas sostenibles que respeten el equilibrio ecológico y social.
La economía azul tal como lo ha expresado el Banco Mundial es el equilibrio entre el consumo y el uso sostenible de los recursos oceánicos para la producción de bienes y servicios que permitan el crecimiento económico. Su base es la protección medio ambiental y social. Se ha convertido esta economía en un eje trasversal para dar solución a las problemáticas sociales que nos enfrentamos como humanidad y un claro ejemplo de esto es que como consecuencia de los compromisos asumidos por los Estados para limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1.5 grados, además de los compromisos de la Agenda 2030, se ha iniciado la regulación de la economía azul a través de diversos instrumentos internacionales (Bucaram-Villacís,2023). Esto se ha presentado como una posible herramienta que puede ayudar a conseguir la solución para abordar los desafíos ambientales y climáticos asociados con la explotación descontrolada de los recursos marinos, el consumo excesivo de plástico y de tecnología, entre otros.
En este contexto, el Parlamento Andino en el año 2020, reconociendo la urgencia de abordar las amenazas ambientales y climáticas que afectan a la región, se propuso una regulación integral de la economía azul, teniendo presente una de las peticiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO– en relación con el “crecimiento azul”, el cual busca el cumplimiento de unas metas específicas “a) Maximizar los beneficios y la producción, b) Maximizar la sostenibilidad ambiental y; c) Centrarse en los beneficios sociales o en los medios de subsistencia que no ha recibido prioridad habitualmente” (FAO,2018, p. 2).
Demostrando el interés y el compromiso regional de la protección de los mares y las comunidades que viven a su alrededor y cuya cultura está ligada al mar, en Colombia se han intentado presentar proyectos de ley que ayuden a llenar el vacío jurídico respecto de esta materia.
Así, se destaca el interés y un compromiso regional por la protección de los mares y las comunidades costeras, cuyas culturas están intrínsecamente vinculadas al entorno marino. Colombia no ha sido la excepción de estas iniciativas, por lo que se ha evidenciado que diversos congresistas han emprendido esfuerzos para impulsar proyectos de ley en relación con la economía azul. Estos proyectos han buscado llenar posibles vacíos legales relacionados con la gestión sostenible de los recursos marinos y la preservación del medio ambiente marino.
Sin embargo, esto no ha sucedido, se ha ignorado la necesidad de una regulación y la relación intrínseca que tienen las comunidades costeras y el mar, en la que su relación no solo representa un aspecto cultural esencial, sino también una realidad económica y social. La dependencia de estas comunidades en los recursos marinos resalta la necesidad urgente de establecer marcos legales sólidos que promuevan la sostenibilidad, regulen prácticas responsables y mitiguen los impactos negativos en el ecosistema marino.
A pesar de lo anterior, existe una esperanza debido al Acuerdo en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar relativo a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional –Acuerdo BBNJ–, que comienza a llenar el vacío legal existente en torno a la protección de nuestros mares. Aunque aún no se haya delineado completamente la reglamentación nacional al respecto, este tratado internacional ofrece un marco que podría sentar las bases para una gestión más efectiva de los recursos marinos a nivel global.
Es crucial destacar la importancia de que Colombia aborde activamente estas cuestiones, dada la relevancia significativa para el país al ser uno de los pocos que cuenta con acceso a dos océanos, el Pacífico y el Atlántico. Considerando que gran parte de la población colombiana tiene profundas raíces culturales vinculadas al mar, se hace imperativo establecer pautas y regulaciones nacionales que faciliten la transición hacia una economía azul sostenible.
Por ende, emerge una necesidad colectiva de seguridad jurídica para los ciudadanos colombianos, por lo que es fundamental que se definan claramente el marco legal que respalden las actividades relacionadas con la economía azul, brindando así confianza a la población y estableciendo un terreno propicio para el desarrollo sostenible de las comunidades costeras. Sin embargo, es imprescindible exponer que la acción no solo debe ser un compromiso a nivel global nacional, sino también local. Debe existir un trabajo conjunto por parte de las entidades nacionales y locales y se debe demostrar un compromiso real con la implementación de políticas y regulaciones que promuevan la sostenibilidad marina y salvaguarden los intereses de las comunidades que dependen del mar.
Bibliografía
Bucaram-Villacís, S. Arias Hidalgo, Mijail y Villa Cox, G. (2023). Reconsiderando el concepto de Economía Azul: Un viaje desde los ríos hacia los océanos para un futuro sostenible BID. https://blogs.iadb.org/sostenibilidad/es/reconsiderando-el-concepto-de-economia-azul-un-viaje-desde-los-rios-hacia-los-oceanos-para-un-futuro-sostenible/#:~:text=De%20acuerdo%20con%20el%20Banco,la%20salud%20del%20ecosistema%20oce%C3%A1nico%E2%80%9D.
FAO (2018). Iniciativa de Crecimiento Azul. http://www.fao.org/3/ai7862s.pdf.
Parlamento Andino. (2020). Marco Normativo de Economía Azul Sostenible. https://biblioteca-parlamentoandino.janium.net/janium/Referen/Marcos_Normativos/marco27.pdf