28 de agosto de 2018

20 años – Aura Vargas

Aura Vargas Cendales*

Hace un poco más de diez (10) años, llegue tal vez por casualidad a trabajar en el Departamento de Derecho del Medio Ambiente, aunque, a decir verdad, no es que crea mucho en las casualidades, lo que si creo, es que gracias a esa experiencia de vida de haber trabajado al lado de tantas personas de las que pude aprender muchas cosas y  a las que hoy en día recuerdo con mucho cariño y profundo respeto; hoy tengo grades amistades y líderes y maestros inspiradores.

No ha sido fácil intentar enfocar mi atención en una o dos experiencias, pues habrán de imaginarse que en el día a día durante mas o menos 3 años hubo de todo, desde risas hasta lágrimas, muchas, muchas mas risas que lágrimas, creo que las únicas lagrimas durante mi paso por el departamento fueron las del día que me quede tullida por un dolor lumbar.

Fueron unos años muy bonitos, cada mañana al entrar al departamento, me encontraba con la cara amable y sonriente de la oficina, Luzmi, a quien hoy en día veo y creo que por su alegría y nobleza no le pasan los años, luego se veía tímidamente a Olguita una aprendiz del SENA (al principio casi que ni se le escuchaba), quien con verraquera y dedicación ha logrado posicionarse, para hoy en día ser la Coordinadora administrativa del Departamento; vale la pena aclarar, que en ese entonces la oficina no se parecía mucho a lo que hoy en día es; luego a la izquierda Sherly, un as con los números, inteligente y sensata (creo que se estresaba un poco por cuenta de los puntos de equilibrio); luego, un poquito más al fondo, la mano que me dio la oportunidad de estar ahí, de aprender cosas diferentes, de cometer errores y enmendarlos, también me dio la oportunidad de liderar por primera vez un equipo y de conocer gente de todos los rincones de Bogotá, la Dra. Pilar, también de ella aprendí a detectar fraudes en trabajos escritos (jajaja) eso si me daba un poquito de susto y no por mi, sino por los estudiantes, en el fondo, creo que yo rezaba un poquito antes de verla revisar los trabajos.  También en ese puesto o en el que hubiera disponible, encontraba a la Dra. Carolina Montes, de la que todos los estudiantes vivían enamorados, su clase parece que los maravillaba, pero como no, si hacía de los residuos sólidos un tema atrayente y lejano a la sensación visual y olfativa de lo que representan en la vida real, ella y su sencillez para compartir sus conocimientos, me enseñaron que apropiarse del conocimiento solo tiene como finalidad, la difusión del mismo; por último, el Jefe, que más que “el jefe” parecía como un papá, de él, he recibido un par de consejos, que a veces no espero, pero que siempre resultan acertados, a él, muchos de los que hemos pasado por el Departamento le debemos más que el agradecimiento por la oportunidad de habernos permitido hacer parte de esta idea que, tal vez hace 20 años era un proyecto con tintes de locura, arriesgarse a salir de lo convencional, para llegar a innovar, en áreas del Derecho que prácticamente eran nuevas. A él, al Dr. Oscar Amaya, le debemos la oportunidad de haber crecido de su mano y de haber hecho parte de este hermoso proyecto que a todos nos ha dejado una marca intachable en nuestras vidas.

Hay muchas personas que recuerdo con gran aprecio y respeto, por su talento, inteligencia y conocimientos, como los investigadores, Gloria LucÍa, Jorge Iván, Álvaro Osorio, Julio González, otros profesores y otros compañeros que hicieron y hacen parte del sostenimiento de nuestro Departamento de Derecho del Medio Ambiente y con osadía me atrevo hoy a decir nuestro (aunque hace algunos años deje de trabajar allí), es mío también, cada que puedo me pego una pasadita por allá, aunque sea solo para saludar, pues mi corazón se llena de júbilo al saber que en algún momento hice parte de ese bonito sueño que ha costado el esfuerzo y sacrificio de todos nosotros, para hacerlo una realidad.

Esto más que una anécdota o un relato, es un homenaje a quienes con tanto amor siguen edificando su vida en torno al Derecho del Medio Ambiente especialmente a los que lo hacen en la Universidad Externado, no me cansaré jamás de agradecerle a todos los que hicieron parte de ese momento de mi vida, por haber dejado en mi tantos recuerdos, conocimientos y oportunidades para crecer día a día, no solo en lo profesional sino en lo personal.

¡Felices 20 años para todos!